¿El fin de los MOOC?

MOOCSe vaticinaba que para el año 2013 los MOOC tendrían un gran éxito. Sin embargo, han llegado medio desinflados al año 2014, según opinan algunos expertos, profesores de reconocida formación como el  Máster en Psicopedagogía. Tan sólo 1 de cada 10 personas que se apuntan a los MOOC acaba terminándolo. Los primeros estudios demostraron que tampoco habían democratizado demasiado la educación, ya que los primeros alumnos eran gente de clase alta.

Los estudiantes de los países pobres no tienen, por otra parte, acceso a Internet de alta velocidad para aprender regularmente a través de estos cursos. Tampoco disponen de demasiado tiempo para estudiar. El experimento puede que haya llegado muy lejos y se ha descubierto que los rangos de alumnos inscritos en un curso es muy variado, lo que fomenta que no sean capaces de mantenerse. Esa es la opinión de Hennesy, uno de los pioneros de la plataforma Coursera, donde sólo el 8% de sus 2 millones de alumnos ha llegado al final de los cursos.

De lo que se trata es de ofrecer una enseñanza superior más accesible que la tradicional. La deserción de los cursos hace difícil acreditar este tipo de formación. Si bien en Estados Unidos están muy avanzados y las universidades ya certifican sus MOOC, en Europa todo sigue todavía en el aire.

“Hay muchos MOOC en España, pero pocas certificaciones”, declara Alexandra Maratchi, que considera que los estudiantes que completan la mitad de un curso deberían recibir una acreditación. Europa, sin embargo, es conservadora en este punto. Hay quien apuesta por la certificación por módulos o transversal, como en Unimooc. Otras plataformas cobran por los diplomas o ponen un precio simbólico a sus máster en modalidad online. Por ejemplo, supongamos que quieres hacer un master y  la institución que lo ofrece te daría la opción de estudiarlo de forma online por un precio mucho más asequible, obteniendo así una acreditación de una institución prestigiosa.

Todas estas estrategias, sin embargo, no tienen nada que ver con el ADN de esta clase de cursos, que siempre se han basado en la gratuidad. Si un MOOC es de pago, deja de ser un MOOC, ya que su objetivo es “democratizar el aprendizaje”, como insiste Alexandra Maratchi. Diversas instituciones y personalidades han criticado los MOOC, generando una gran polémica entre sus detractores y defensores.

La falta de contacto con los profesores y los compañeros también plantea diferencias con el modelo tradicional. No se espera tampoco que los MOOC vayan a desaparecer a pesar de su aparente fracaso. “Pocas ideas funcionan en el primer intento”, señala Sebastian Thrun, uno de los más agresivos detractores de los MOOC. “Se están consiguiendo avances importantes en el compromiso de los alumnos”.

Algunos de los pioneros de los MOOC están ahora generando cursos híbridos, también llamados conectivistas, que tratan de mejorar la conexión entre los estudiantes. Otros prefieren utilizar los MOOC como complemento de cursos presenciales. Estas mutaciones están poniendo de relieve otras formas de enseñanza online que nada tienen que ver con los MOOC en sus inicios. Pero todavía queda la puerta abierta la innovación para seguir buscando un modelo que funcione.

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